Rosa Cobo Bedia. Maestra de feministas y forjadora de feminismo crítico

 In Resistencias
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Retrato de Belén Domínguez, compañera del Frente Abolición Prostitución, a Rosa Cobo. Tomado del Facebook de Cobo.

Rosa es una de mis maestras; fue mi profesora en la Universidad de Sociología de A Coruña y en el máster de Género y Desarrollo de la Universidad Complutense de Madrid. En Sociología me dio clases de Teoría Sociológica, pero ahora es profesora de Sociología del Género. Fue una de las personas que impulsó la introducción de asignaturas y transversalidad de género en la educación, por lo que puede decirse que es titular de una asignatura fruto de su trabajo.

Desde hace ya unos cuantos años, conjuga academia con activismo. Ha nacido una activista en Rosa, que debate permanentemente con la rigurosa académica que es. Y cualquiera que navegue entre estos dos mundos sabe perfectamente que no es fácil, pues parten de lógicas y prioridades diferentes. La ventaja que tiene Rosa es su conexión con América Latina, donde ambas líneas se abrazan más que en España.

Hemos seguido en contacto todos estos años, pues el feminismo es un puente eterno para quieres optamos más por construir que por destruir, asumiendo desacuerdos y abonando acuerdos.

Su voz suave, sus pausas para tejer discurso, siguen intactas. Aunque el activismo le ha agregado una chispa a su voz.

Rosa Cobo Bedia nació en Cantabria el 17 de diciembre del 1956. Las mujeres y los cambios de residencia marcarán su infancia.

Fue una infancia con muchas mujeres en la familia. Vivíamos en un pueblo que se llama La Cavada.

 Los primeros años de mi vida estuve viviendo con mi madre, con mi abuela, que era una auténtica matriarca, y con mi tío. Alrededor estaban mis tías y mi primo. Fue un paraíso, me recuerdo feliz, querida y mimada. Esto duró hasta que nos fuimos a vivir al País Vasco, a un pueblo que se llama Deva (Vitoria), mi madre, mi padre y yo, cuando tenía unos 10 años. Tengo un hermano que nació en el País Vasco. SI

Era gente con recursos medios limitados. Teníamos en Vitoria una librería y papelería, donde vendían libros, regalos, cosas de papelería y periódicos. De eso vivían.

Cuando era pequeña tuve una vida bastante estricta. Y cuando digo bastante estricta es que, por ejemplo, recibía clases particulares desde muy pequeña. De hecho, tardé un poco en ir al colegio. Y de la misma manera que eran estrictos en los estudios, tampoco me dejaban relacionarme con aquella gente que en casa estimaban que no era conveniente, en fin, algo muy relacionado con prejuicios.

En el País Vasco inicia su escolarización en un colegio católico.

Fui a un colegio de monjas bastante conocido y pijo en Vitoria. Eran unas monjas que estaban bien, no pertenecían al ala más integrista del catolicismo español. Era un colegio con un ambiente clasista y elitista. Pero retrospectivamente, he visto que tenían un enorme interés por todo lo que tenía que ver con la cultura, por una formación que fuese más allá de los contenidos habituales.

Se valoraba el conocimiento, a pesar de que era un conocimiento acrítico, acorde con aquellos tiempos.

Con quince años, su familia decide trasladarse a Madrid. Era 1971 y, aunque estamos ya en el último tramo de la dictadura del general Franco, la educación estaba mayoritariamente segregada por sexo. Rosa irá a un instituto de niñas.

En Madrid fui a un instituto que se llamaba Isabel la Católica, un instituto femenino. Allí tuve algunos profesores que eran muy de derechas, pero tuve también profesores que tenían una visión crítica de la vida y de una calidad intelectual extraordinaria.

Entre el profesorado que tuve, dos ejercieron muchísima influencia sobre mí. Uno de ellos fue el profesor de literatura, que nos explicaba cosas del “boom latinoamericano”[1]. Con él accedimos a una visión enormemente crítica con el sistema. Otra fue la profesora de francés, que nos habló de Simone de Beauvoir[2] y fue, precisamente por ella, por quien cuando yo estaba haciendo COU[3] me había leído prácticamente todas las memorias de Simone de Beauvoir.

El instituto, y más concretamente COU, fue fundamental para mí porque comencé a comprender que había unas posiciones críticas. Comencé a comprender la enorme importancia que tenía, que iba a tener, la cultura en mi vida; para mí fue el gran cambio.

La cultura es uno de los ejes centrales de la vida de Rosa, algo transversal que le acompañará desde su infancia. No sólo adquiere este interés en la escuela, sino que en su casa siempre hubo libros y éstos eran altamente valorados.

En 1975 el dictador muere y, al año siguiente, Rosa entrará en la Universidad Complutense de Madrid, al tiempo que España inicia una nueva etapa de su historia. La universidad era un hervidero de ideas y luchas, en las que Rosa navega para encontrar las suyas. Se forma en Ciencias Políticas y en Filosofía.

Hice primero de Ciencias Políticas, después hice segundo de Ciencias Políticas y primero de Filosofía, y después tercero de Ciencias Políticas y segundo curso de Filosofía. Posteriormente dejé la filosofía e hice 4.º y 5.º de Políticas en un mismo año. Tenía ganas de acabar con la universidad.

Continué estudiando filosofía en un seminario privado que daba un profesor sevillano que vivía en Madrid y que se llamaba Juan Blanco[4]. Con él estuve varios años estudiando teoría del conocimiento. Leíamos a Kant, Descartes, Nietsche, Hegel y a los filósofos griegos.

Era una universidad con muchísimas movilizaciones políticas, enormemente politizada, donde a mí se me abrió un mundo completamente nuevo. Estuve un tiempo militando en el Partido Comunista de España (PCE)[5]. Fíjate qué tiempos aquellos, que me pareció que el PCE era un partido casi pro-sistema (bueno, pro-sistema era, lo que pasa es que era de otro sistema mucho más decente).  Me fui de ese partido buscando posiciones políticas más radicales y estuve intentando encontrar algún partido de izquierdas que me permitiese sintonizar. No entré en ninguno. Estuve, por decirlo así, aproximándome a la LCR (Liga Comunista Revolucionaria)[6], que era un partido trotskista. El pensamiento de Troski conectaba con lo que yo estaba buscando. Entonces, y también ahora pero de otra forma, me gustaba la idea de la revolución permanente.

Todo cambió cuando me tropecé con el feminismo. A mi preocupación por la desigualdad económica se sumó mi preocupación por la desigualdad entre hombres y mujeres.

Rosa se titula en Políticas en 1983, con 27 años, tras entregar su tesina con el título El principio de Renaturalización en Jean Jacques Rousseau[7].

Seguí estudiando filosofía con Juan Blanco, que era un convencidísimo Kantiano, lo que me fue de una enorme utilidad. Después me dieron una beca en el Instituto de la Mujer y me enviaron al CIS, al Centro de Investigaciones Sociológicas[8].  Allí tenía que hacer lo que me encargaban, que era analizar encuestas de opinión, como, por ejemplo, el comportamiento electoral de las mujeres. O la posición de la opinión pública sobre diversos temas, como el aborto. Ese periodo en el CIS fue enormemente importante para mí porque me permitió aprender sobre técnicas cuantitativas.

Como si Simone de Beauvoir hubiese sido un augurio de lo que sería el centro de su vida, el feminismo entra en la vida de Rosa en 1987, de la mano de una de las feministas contemporáneas más importantes de España, Celia Amorós[9]. La filósofa Celia Amorós será la llave de entrada a la teoría feminista de un gran número de feministas españolas, como Rosa.

Rosa se iría convirtiendo en esa misma llave para muchas mujeres, principalmente españolas y latinoamericanas.

No vinculaba el feminismo con Simone de Beauvoir. La verdad, yo no sabía qué era el feminismo, ni se me había pasado por la cabeza. Mi contacto con el feminismo vino de la mano de Celia Amorós.

Fui a unas jornadas que se llamaban Mujeres, Ciencia y Práctica Política (no lo olvidaré nunca) y allí tenía una intervención Celia Amorós. Entendí muy poco de todo lo que ella contaba, pero tuve la intuición de que había dado con mi camino. Me deslumbró el discurso de Celia Amorós: su pasión por las ideas y por la precisión conceptual, su manera de discutir teóricamente con otras teóricas feministas, con respeto pero con convicción, su gran formación teórica sobre feminismo y, sobre todo, entendí que el feminismo era algo muy serio porque hablaba de derechos de la mitad de la humanidad.

Para decirlo de otra manera, a lo largo de todos mis estudios universitarios, e incluso cuando estaba en el Instituto, yo tenía una preocupación política e intelectual: lo que tenía que ver con la desigualdad de clase. De hecho, hice una tesina (que era parecido al TFM-Trabajo de Final de Máster) sobre Rousseau desde la perspectiva de la desigualdad económica. Entonces, llegó un momento en el que, después de haber estudiado bastante a Rousseau, comprendí que la desigualdad económica tenía ciertos límites. O, para decirlo con otras palabras, la desigualdad de clase no me tocaba suficientemente el corazón como para que yo me pasase muchos años de mi vida trabajando sobre eso; no me generaba la suficiente pasión. No me explicaba lo suficiente mi vida. Eso lo pude ver justamente cuando terminé la tesina, unido a un conjunto de pequeñas decepciones con los partidos de izquierda. Pero, sin embargo, cuando conocí a Celia Amorós, cuando tomé la decisión de hacer la tesis con ella, ahí sí intuí que investigar sobre feminismo iba a ser algo que me iba apasionar, que me iba a enganchar. Vi que el feminismo me proporcionaría claves para explicar mi propia vida mejor que la teoría crítica marxista. En todo caso, el marxismo que estudié los años anteriores me fue de enorme utilidad para poder entender la explotación económica de las mujeres. Así que me enganché rapidísimamente al feminismo.

Para decirlo con más precisión, me enganché a la teoría feminista. Porque yo no entré al feminismo por la vía de la militancia política, sino desde la reflexión intelectual desde la tesis que hice, que consistió básicamente en releer a Rousseau desde una perspectiva feminista. Ahí tuve una decepción enorme. Yo tenía una auténtica admiración intelectual por la obra y por el pensamiento de Rousseau, pero no había percibido el discurso misógino que estaba tan profundamente arraigado en su obra.

Al año siguiente de conocer a Celia Amorós, le pide que le dirija su tesis de doctorado. Celia será su mentora y le hará, también, conectarse con muchas de las que serán las principales teóricas del feminismo en España.

Tras conocer a Celia Amorós en ese congreso, al año siguiente salió un libro con las ponencias impartidas en esas jornadas[10]. Fui a la presentación y ahí le pregunté a Celia si me quería dirigir la tesis, y me dijo que sí.  Después me olvidé un poco de la tesis porque estaba viviendo esta vida que se vive cuando se tienen treinta años. Un año después me llamó y me dijo, “Rosa, ¿sigues con la idea de la tesis?” Yo le dije que sí y me explicó que iba a comenzar un seminario en la Complutense.

Fue un seminario muy conocido en ámbitos feministas, que se llamó Feminismo e Ilustración[11]. Es donde entablamos contacto algunas feministas: Alicia Puleo[12], Luisa Posada[13], Ana De Miguel[14], Soledad Murillo[15]… Bueno, pues ese fue un espacio privilegiado de mi formación. Fue un seminario clave en mi vida intelectual. De hecho, el Curso de Historia de la Teoría Feminista que dirijo en la Universidad de Coruña[16] es el resultado de todo aquel aprendizaje que hice a lo largo de todos aquellos maravillosos años. Empezábamos a estudiar los inicios del feminismo a finales del XVII y acabábamos en el siglo XX. Celia Amorós consideraba que era imposible acceder a una tradición intelectual, como es la feminista, sin beber de las autoras clásicas, algo que yo tomé de ella. En este seminario leíamos a Mary Wollstonecraft[17], François Poullain de La Barre[18], Simone de Beauvoir[19], Kate Millett[20], Sulamith Firestone… También leíamos a autores que no eran estrictamente feministas, pero con los cuales había dialogado críticamente el feminismo. El seminario duró unos cuantos años, desde 1987 hasta 1992.  

La tesis que hice con Celia Amorós y este curso fueron el núcleo mi formación fundamental en feminismo. Eran unos seminarios interminables, comenzábamos a las cuatro de la tarde y terminábamos a las nueve de la noche. Muchas veces abría la puerta el conserje para sugerirnos que nos fuéramos. Después, siempre acudíamos a cenar o a tomar una copa. La primera época de este seminario concluía en una cafetería de Moncloa que se llamaba Galaxia, que se hizo famosa posteriormente porque al cabo de los años un grupo de militares se reunía ahí con el propósito de preparar un golpe de Estado[21], que, afortunadamente, no llegó a buen puerto.  En la segunda época, tras abandonar la cafetería Galaxia, frecuentábamos un pequeño restaurante en Lavapiés que se llamaba El Horno. Después acompañábamos a Celia a coger un taxi y nosotras nos íbamos de copeo hasta las tantas. Fue una época maravillosa.

Cuando comencé la tesis con Celia Amorós, releí a Rousseau desde otra perspectiva. Elegir a Celia como directora de tesis ha sido de las mejores cosas que he hecho en mi vida. Con ella me hice feminista y con ella empezó la que finalmente ha sido la línea de investigación de toda mi carrera académica, la teoría feminista. Poco a poco tomé conciencia de que el feminismo, tanto en su vertiente investigadora como en la militante, iba a dar sentido a mi vida. Y así ha sido.

En 1992 leyó su tesis doctoral sobre Democracia y Patriarcado en Jean Jacques Rousseau[22], calificada como apto cum laude por unanimidad. Que le aprobasen y valorasen la tesis no fue algo sencillo.

Sacar esa tesis adelante fue una tarea enormemente difícil por varias razones.

En primer lugar, porque era una tesis de teoría feminista y en aquel tiempo aquello era un anatema. ¿Cómo se podía investigar sobre el gran filósofo ilustrado desde una perspectiva feminista? Aquello se veía como algo puramente ideológico, pero no teórico. No se entendía que el feminismo se inscribía en una tradición intelectual y que en otras universidades del mundo era una poderosa línea investigadora.

La segunda razón es que la directora de la tesis era una filósofa. Aquello era completamente anómalo.  El director del departamento y director del tribunal era un hombre de derechas al que no le parecía adecuado y aceptable que se presentase esa tesis en el marco de un departamento que él dirigía. De esta forma, la tuvo detenida durante varios meses hasta que finalmente aceptó que se defendiese porque, verdaderamente, no sabía qué hacer con aquella patata caliente. Le pareció que el tribunal que propusimos era prestigioso y no quiso exponerse a tener algún conflicto que le comprometiese. El presidente del tribunal, por su puesto era él, pero también estaban el gran filósofo español, Javier Muguerza[23], María Xosé Agra[24] y Amelia Valcárcel[25]. Recuerdo lo extraordinariamente bien que se portó conmigo el tribunal. Iba con muchísimo miedo porque pensaba que aquello acabaría mal.

No me olvidaré nunca de aquel tribunal y de las intervenciones tan elogiosas de todos ellos. Amelia Valcárcel, que en esa época fumaba puros (se podía fumar entonces en las aulas), con su enorme brillantez se ganó al presidente del Tribunal. Javier Muguerza fue también enormemente generoso conmigo. Todo acabó bien y no sé ni cómo.

Rosa se doctora el mismo año que inicia su trabajo de profesora en la Universidad de Sociología de A Coruña. Apasionada por el conocimiento, la docencia será otro campo en el que lo ampliará.

Estuve tres años en el Centro de Investigaciones Sociológicas. Llegó alguien diciendo que se abría una Facultad de Sociología en Coruña y que necesitaban profesorado; allí fui y allí sigo.

Con Celia Amorós me formé en teoría feminista, pero lo que me permitió seguir formándome y donde aprendí mucho fue dando clase, porque estudié a destajo para estar a la altura del alumnado. Cuando empiezas a dar clase no hay otra posibilidad que la de estudiar, fue estupendo, aprendí muchísimo en todo ese proceso.

Hice dos estancias de investigación en Inglaterra. Primero en la Universidad de York y después en Leicester. Fui a estudiar inglés y entré a fondo en la obra de Weber. Los primeros años de docencia me formé en sociología.

Recuerdo el inicio con mucho cariño. Mi vida en la universidad no ha sido fácil en algún sentido y ha sido, sin embargo, estupenda en otros sentidos. Era una facultad un poco caciquil, donde no se valoraba excesivamente el conocimiento, lo fundamental era la docencia en mucha mayor medida que la investigación. Desde ese punto de vista, la Facultad de Sociología de Coruña ha mejorado muchísimo.

Además de la docencia y de haber escrito varias obras individuales y colectivas, ha participado en prensa y dirigido e impartido mucha formación, especialmente en España y América Latina. Funda el Seminario Interdisciplinar de Estudios Feministas en la Universidad de A Coruña y el Máster sobre Género y Políticas de Igualdad.

Creé el máster Género y Políticas de Igualdad, pero no duró muchos años, se impartió de 2005 a 2008.Lo terminé porque me fui una pequeña temporada al Ministerio de Igualdad como asesora de la primera ministra de Igualdad que hubo en España.

He impartido másteres y cursos en diversas universidades españolas: Universidad Complutense, Universidad de Granada, Universidad Pública de Navarra, Universidad de Valencia, la Universidad de Barcelona, Universidad de Vigo… También con universidades de América Latina.

En 1998, Celia Amorós le propone una formación en Guatemala que cambiará su vida e iniciará la cercana relación que Rosa mantiene con Latinoamérica.

Me llamó Celia Amorós y me dijo “Rosa, me han invitado a ir a Guatemala y me piden que dé un curso por la mañana y por la tarde durante varios días. ¿Te vienes conmigo y lo impartimos a medias?”

La formación era un curso de Historia de la Teoría Feminista desde el siglo XVIII hasta el XX. Lo financiaba la entonces AECI[26] (Agencia Española de Cooperación Internacional), se hacía en el Centro de Formación de la Antigua. Lo organizaba la Fundación Guatemala con el respaldo académico de la Universidad Javeriana. Posteriormente se harían cargo la Fundación Guatemala y la Universidad Autónoma de México. Ahí estuve también bastantes años, no recuerdo cuántos, quizá hasta el 2007.

Fue una experiencia extraordinaria por muchos motivos. Lo primero, porque tuve que estudiar muchísimo para dar aquel curso, pues era la primera vez que impartía un curso de historia de la teoría feminista de una forma sistemática y profunda. Después, porque me abrió las puertas a América Latina y eso ha sido una de las grandes experiencias de mi vida. Y porque en Guatemala, además, encontré a mi hija.

La relación entre Guatemala y Rosa se consolida cuando en 2002 adopta a su hija, que desde que entra en su vida será su puente y motivación para algunas de sus líneas de trabajo y estudio. Rosa empezará, también, a ser una conexión importante entre los feminismos latinoamericanos y españoles.

Creo que hay una relación estrechísima entre el feminismo español y latinoamericano, mucho más de lo que pudiese parecer. Tanto en América Latina como aquí (España) habrá quien piense que el feminismo español vive de espaldas al feminismo latinoamericano, y habrá quien piense también al revés, que el feminismo latinoamericano vive muy de espaldas al feminismo español.   Lo cierto esque es imposible entender el feminismo español si no se tiene en consideración la enorme influencia que han tenido las luchas y las conceptualizaciones feministas de América Latina en España. Sin ninguna duda y en muchos sentidos. Da lo mismo que hablemos de feminicidio que de debates feministas.

En América Latina las condiciones de vida de la gente son mucho más difíciles, como también lo son para desarrollar pensamiento feminista, para llevar a cabo luchas políticas y para poner en pie políticas de igualdad. Yo me pregunto, ¿cómo es posible que con tanta dificultad hayan surgido pensamientos tan influyentes? Imposible no hablar de Marcela Lagarde[27], o de Alda Facio[28] y de otras muchas compañeras. 

Lo que más me ha permeado a mí han sido los debates teóricos y políticos que ha tenido el feminismo latinoamericano. Por ejemplo, en México se ha convertido la categoría de feminicidio en una realidad legislativa y penal. El intento por parte de las compañeras mexicanas de colocar la violencia patriarcal en la agenda política y en la opinión pública ha sido una fuente inagotable de conocimiento para el feminismo español. En todo lo que tiene que ver con la abolición de la prostitución, Argentina ocupa un lugar fundamental; desde Magui Bellotti[29] y Marta Fontenla[30] hasta la feminista trans Lohana Berkins[31].

Una feminista que me impresionó mucho cuando la conocí fue Margarita Pisano[32], feminista chilena que ya murió y que defendía rabiosamente la autonomía del movimiento feminista. Me resultó muy interesante ese debate entre el feminismo autónomo y el feminismo institucional. La impugnación de una parte del feminismo latinoamericano a los Estados ha sido un elemento de reflexión y que pone de manifiesto la diferente relación que tiene el feminismo europeo con sus Estados.  Lo que está claro es que tú no piensas en la relación entre el feminismo y el Estado a no ser que haya otras feministas que lo haya problematizado y las feministas que mejor han problematizado este asunto son las feministas latinoamericanas, mientras que aquí estábamos más con el debate de la doble militancia. No es que no haya este debate también en América Latina, pero el debate entre institucionales y autónomas creo que quizás es el equivalente aquí al de la doble militancia, no del todo, pero sí por lo menos en parte.

En todo caso, el impacto de los debates teóricos latinoamericanos en España es muy significativa.  Por ejemplo, Luisa Posada ha trabajado la obra de Rita Segato[33] y ha dialogado con ella.

Además de las clases y el diálogo con el feminismo Latinoamérica, Rosa ha participado en algunos procesos históricos de la región como experta.

He participado en jornadas sobre el proceso de paz en Colombia[34], que fue una experiencia extraordinaria en la que aprendí muchísimo.  

En Guatemala fui perita en el caso del asesinato de Cristina Siekavizza[35] que fue, indudablemente, un feminicidio. Fue en uno de esos breves momentos en la historia de Guatemala en los que prima el imperio de la ley y no el de las élites económicas y políticas. Fue cuando Claudia Paz era Fiscal del Estado y dignificó la democracia en ese país. Quisieron articular el juicio como lo que era, como violencia de género, como violencia machista, y me pidieron que hiciese un informe. Hablé con todo el entorno de Cristina Siekavizza; fue un proceso complicado y muy peligroso. Yo estaba permanentemente con guardaespaldas, porque el asesino, Roberto Barreda, era hijo de la que fue presidenta de la Corte Constitucional. Presuntamente estaba vinculado a grupos de narcotráfico. Nunca encontraron el cuerpo de Cristina. Barreda murió hace unos años de covid.

Su trabajo académico y de experta en género pasó también por el gobierno. Entre 2004 y 2006, durante la presidencia de José Luis Rodríguez Zapatero, fue asesora en la Unidad de Mujeres y Ciencia (del Ministerio de Educación y Ciencia) y del Ministerio de Igualdad.

Cuando estuve en la Unidad de Mujeres y Ciencia, el objetivo era el siguiente: ver de qué manera el Ministerio de Educación y Universidades pudiese introducir materias sobre desigualdad entre hombres y mujeres, sobre violencia y sobre la perspectiva de género aplicada a las distintas ciencias sociales. El asunto era convencer de que tenía que haber una Sociología del Género, Educación y Género, Psicología y Género, etc. Lo cierto es que ahí comenzó un proceso de visibilización de la falta de respaldo institucional a esos estudios. A partir de ahí se fueron introduciendo asignaturas de género en planes de estudios de distintas universidades.

Después estuve en el Ministerio de Igualdad, en el año 2008. Fui muy ilusionada porque pensaba que desde allí se iban a poder hacer grandes cambios.  Al poco de llegar, me di cuenta de que hacer cambios era muy difícil por muchas razones. Ese ministerio estaba siendo asediado por sectores feministas del PSOE que aspiraban a ese ministerio y también, por supuesto, por la derecha.  Entonces escribí a la ministra una carta y dije que me iba.

En el momento en que se escribe este artículo, el Ministerio de Igualdad, bajo el mando de Irene Montero, pasa una situación de asedio similar a la que vivió Bibiana Aído, aunque con más violencia. Rosa considera que hay diferencias y similitudes.

Esto es muy complicado en muchísimos sentidos. Yo creo que este ministerio y la ministra se han equivocado en algunas cosas. La pregunta es si las cuestiones en las que se ha equivocado justifican tanta virulencia; eso sería otra cuestión distinta.

En el feminismo español (no solamente en el español) ha habido dos almas: Un alma mayoritaria, que era un alma fuertemente vindicativa, y otra alma que era mucho más minoritaria, ligada a partidos de izquierdas (y aquí no meto a IU) que es la que está apoyando actualmente al Ministerio de Igualdad.

El alma que tiene una posición crítica con el Ministerio de Igualdad ahora ha estado formada por dos sectores: uno en el que había muchas feministas vinculadas al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y otro en el que había grupos feministas, como era mi caso, que no estábamos vinculadas al PSOE. Compartíamos en buena medida la misma agenda. Tal vez donde las del PSOE veían unas políticas públicas potentes, otras veíamos unas políticas públicas débiles y no suficientemente transformadoras. Pero era una agenda en la que compartíamos muchas vindicaciones.  Estábamos de acuerdo en la abolición de la prostitución, estábamos de acuerdo en la paridad, en la necesidad de políticas públicas de igualdad… Estábamos de acuerdo en muchas cosas. Había algunas, como era mi caso, que hacíamos muchísimo énfasis en la explotación económica capitalista sobre las mujeres. Pero en términos generales compartíamos una buena parte de la agenda. Este era el alma mayoritaria. La segunda alma, minoritaria, tenía una agenda que era diferente.  Era regulacionista de la prostitución, era anti-punitiva con los agresores sexuales y se pronunciaron críticamente contra la ley contra la violencia de género.

Estos dos sectores del feminismo también bebíamos de fuentes teóricas diferentes. En el alma minoritaria primaba la lucha contra el capitalismo neoliberal y el alma mayoritaria hacía más énfasis en la lucha contra el sistema patriarcal. Este es uno de los motivos de fondo que nos separan. Lo que ha ocurrido es que este Ministerio de Igualdad ha asumido, de una forma visible, la agenda de ese sector minoritario del feminismo. Estos partidos se identifican fuertemente con la agenda de sectores de Podemos y de ese movimiento que ahora se ha medio transformado en otras siglas, Sumar.

Las que militábamos en el sector mayoritario del feminismo éramos, fundamentalmente gente autónoma, gente del PSOE y gente de Izquierda Unida. Entonces, claro, desde el ministerio de Igualdad se produce un desequilibrio porque asume una agenda que no es la nuestra. ¿Un Ministerio de Igualdad tiene que dar la batalla por la ley trans hasta convertirla casi en su emblema? La ley trans es una ley dirigida a un colectivo de población cuyas reivindicaciones no son las del movimiento feminista. Eso no quiere decir que no sean reivindicaciones civilizatorias, muchas de ellas lo son, pero no son feministas. Esto no quiere decir que no tenga que haber leyes que protejan al colectivo trans, lo que quiero decir es que el movimiento feminista y el movimiento LGTB no son lo mismo, no tienen las mismas agendas y el ministerio de Igualdad fue concebido para defender la agenda feminista. El problema no es si las mujeres trans son mujeres o son mujeres trans. El problema es que nuestra agenda es diferente.

El ministerio de Igualdad se ha separado enormemente del feminismo cuando intenta hacer de la deconstrucción de la masculinidad un objetivo político para así asentar el anti-punitivismo con los varones agresores e implantar fórmulas de justicia restaurativa y reparadora. Y sabemos que la tasa de agresores sexuales que reinciden es mayoritaria. Imagino que razones electorales de no indisponerse con su base social masculina está en el origen de esta posición.

Creo que la mejor fórmula para desmontar la masculinidad hegemónica es empoderando a las chicas. Espero de un ministerio de Igualdad que trabaje por empoderar a las chicas con campamentos, talleres culturales y otro tipo de actividades que deberían culminar en la coeducación. Y con otras muchas medidas como prohibir la pornografía.

¿Qué es lo que ha ocurrido en todo este proceso político? Que se ha producido una ruptura. Lo que no sé es hasta dónde va a llegar este destrozo. Quiero pensar que no va a llegar muy lejos. De todas formas, soy partidaria de bajar el tono de la de la discusión. Y, por supuesto, desterrar de nuestro movimiento los insultos y las descalificaciones.

Creo que Bibiana Aído tuvo dos grandes adversarios o críticos. Por una parte, la derecha, que vio en ella el mejor flanco por el que atacar a un Gobierno que no creían legítimo (porque la derecha nunca cree que sea legítimo un gobierno de izquierdas, ni siquiera un partido tan moderado como es el PSOE). A la derecha le pareció que podía golpear con más facilidad a una mujer joven y con poca experiencia política. Por otra parte, la ministra encontró oposición en algunas de sus propias compañeras, que no aceptaban que ellas, que se creían las depositarias de las esencias feministas, no fuesen escogidas para el puesto y se lo diesen a una mujer que venía de fuera.

Hay similitudes, por tanto, en el procedimiento, pero aquí hay algo que no es comparable: entonces no se discutía sobre la agenda, hoy la principal discusión es sobre la agenda política. No la compartimos. Dentro de algún tiempo podremos hacer un balance más sosegado porque este debate ahora está muy contaminado por cuestiones que son ajenas al movimiento feminista.

En mi opinión, el ministerio de Igualdad ha tomado medidas correctas en diversos aspectos, pero otras acciones oscurecen lo bueno que ha hecho. Voy a poner un ejemplo: la ley del Sólo sí es sí era una ley necesaria, pero el error que supuso la rebaja de penas y la puesta en la calle de algunos agresores no fue aceptada por quienes habían hecho la ley. No entraron a negociar ni a discutir sobre cómo corregir eso. El movimiento feminista le advirtió de que esa ley iba a tener ese efecto y no les pareció que había que escuchar. El resultado ha sido que Irene Montero está fuera del Parlamento. De la misma ley, otro ejemplo: el sector mayoritario del feminismo reclamó que la ley incluyese la penalización del proxenetismo. Y no hubo manera.  

Además de la discusión entre diferentes corrientes feministas, la brecha generacional y una comprensión de la política y el activismo diversa, hay un aspecto controversial central: tanto el Ministerio de Igualdad como el Instituto de las Mujeres, pasaron de basar su agenda en la igualdad entre mujeres y hombres, a introducir con fuerza la diversidad sexual en su agenda. Cierto es que, en este asunto, hay también división en quienes consideran a las mujeres trans mujeres sin “peros” y la parte del feminismo que se niega a hacerlo. Por otro lado, hay un feminismo que está más preocupado por las concepciones intelectuales, más académico, y otro que se enfoca en dar soluciones a problemáticas sociales concretas. En este sentido, hay un claro choque en lo que se refiere a las mujeres trans, los cuidados, la lactancia, la prostitución… Rosa navega entre ambos, con matices según el tema.

Lo decía antes, el problema no son las mujeres trans. Algunas de ellas han militado en el feminismo durante décadas. Es el caso de Mar Cambrollé. El problema es que el colectivo LGTB tiene una agenda diferente, e incluso contrapuesta a veces, a la del feminismo. Los vientres de alquiler, la pornografía y la prostitución nos aleja mucho. Nadie que sea progresista puede impugnar la legitimidad de ciertas reivindicaciones del colectivo LGTB. Lo que sostenemos muchas feministas es que la igualdad entre hombres y mujeres es una cuestión diferente a la de la diversidad. Igual que la cuestión de la clase y de la raza tienen su propia especificidad, aunque después interseccionan en grupos de mujeres. De hecho, exigimos que haya organismos políticos exclusivamente de igualdad y otros de diversidad. No se niega la legitimidad de la diversidad sino el intento de fusión de ambos movimientos. Y que las instituciones de igualdad sean compartidas con la diversidad.

Las feministas siempre hemos luchado por tener organismos de igualdad para las mujeres, no queremos estar colgadas de familia ni de asuntos sociales. Y resulta que ahora tenemos que compartir los recursos y la política con la diversidad. Creo que la diversidad merece tener un apartado propio, pero no creo que un Ministerio de Igualdad tenga que hacer de la diversidad el eje de su ministerio.

Desde que Irene Montero asumió el cargo del Ministerio de Igualdad se han producido situaciones muy confrontativas con parte del feminismo español, que algunos califican de “más clásico”. La ley trans (ley para la Igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos LGTBI) ha sido la más violenta, pero la Ley Orgánica 10/2022, de garantía integral de la libertad sexual[36]  ha producido enormes controversias, a la vez que ha sido alabada por otros sectores y la comunidad internacional. Lo que está claro es que el feminismo español ha sufrido grandes heridas los últimos años por los ataques entre fracciones que ha sufrido. Rosa no se muestra muy optimista al respecto.

Yo no sé cómo vamos a poder suturar las heridas. No lo sé, pero no lo veo nada fácil.

Sobre el sufrimiento de las mujeres trans, que es intolerable, considero que no es por ser mujeres, sino por ser personas trans. Y ese ha sido el objetivo de la ley. El sufrimiento debe tener una solución política. He conocido a mujeres trans y no es aceptable el sufrimiento que viven, pero el asunto es si el feminismo tiene que asumir la agenda trans o no. ¿El feminismo tiene que discutir sobre hasta qué punto es aceptable la hormonación? ¿Tenemos, dentro de nuestra agenda, que discutir sobre las operaciones que hacen posible la transición? Yo creo que no. Dicho esto, las mujeres trans y las personas trans en general merecen políticas de reconocimiento y de redistribución. Por supuesto que sí.

Yo sí que me encuentro con posibilidad de discutir.  Ahora bien, la pregunta fuerte y de fondo es ésta: ¿Hay razones para que el feminismo reaccione con tanta virulencia frente a todo este debate?  Yo creo que hay razones, pero no para esa virulencia. Uno: yo estoy completamente en contra de que los organismos de Igualdad tengan que redistribuir su dinero con la diversidad.  Otro: no creo que estemos, después de tres siglos, para discutir quién es el sujeto político del Feminismo. El sujeto político del feminismo somos lasmujeres y punto. ¿Caben las mujeres transexuales? Por supuesto que caben. Pero lo que no puede ser es que el Transactivismo coloque su agenda dentro del feminismo.

La violencia hacia las mujeres trans es violencia contra un colectivo vulnerable y como tal ha de ser castigada, pero la violencia contra las mujeres tiene unas raíces diferentes. Yo asumo, en buena medida, la tesis del feminismo radical de los setenta cuando sostiene que el sistema patriarcal se asienta sobre el control sexual y reproductivo de las mujeres.

De otro lado, hay que distinguir entre personas trans y transactivismo. Yo me siento muy solidaria con las personas trans, pero estoy en desacuerdo con el transactivismo que ha construido su discurso sobre la idea de que el sexo se elige y el género es una cárcel para hombres y mujeres. Yo no creo que el sexo se elija y tampoco creo que el género sea una cárcel para hombres y para mujeres. Creo que es una cárcel para las mujeres fundamentalmente. Y es por eso que existe el feminismo. Para decirlo de otra forma, sí creo que se han evidenciado colisiones de fondo entre la política Trans-activista y la política feminista. También entre los intereses de ambos colectivos y entre ambas agendas.

Rosa está satisfecha con su vida. Lo mejor que le ha pasado, no duda en afirmar, es su hija. Ella ha sido, además, motor de sus más recientes investigaciones.

Mi hija es lo mejor que me ha pasado en la vida. Lo mejor que me ha pasado en la vida por muchísimos motivos sobre los que he dado muchas vueltas. Uno de ellos es que es un anclaje a la vida que yo no tenía. Después, es un tipo de afecto que yo no conocía. Sentirlo es algo que cada día aprecio más.

Estoy muy contenta de cuatro cosas en mi vida. La primera, de Andrea, de tener una hija. La segunda, de haberme hecho feminista y haber hecho del feminismo una línea de investigación, un estilo de vida y una militancia política. La tercera, haber hecho durante varios años terapia psicoanalítica. El feminismo me dio unas claves de interpretación de mi vida y el psicoanálisis me dio otras. Y después, estoy contentísima de tener un entorno afectivo que me ha sostenido ante las dificultades.

Pero bueno, Andrea se ha convertido en el principio y en el fin de mi mundo afectivo. Y yo estoy muy contenta de su presencia en mi vida, contentísima, la verdad.   Sin querer hacer mística de la maternidad, que no lo soy en absoluto.

La maternidad le llevó a vivir el feminismo de otra forma, algo que explica muy bien su activismo de los últimos años, en los que Rosa ha centrado sus investigaciones y ponencias en la industria del sexo, concretamente en la prostitución y la pornografía. Sus libros, Pornografía. El placer del poder (2020, Editorial Ediciones B) y La prostitución en el corazón del capitalismo (2017, Editorial Libros de la Catarata) explican este sistema, así como las bases ideológicas que lo legitiman o deslegitiman.  Es un tema muy controversial dado que hay una parte de la sociedad, incluso de la izquierda o el feminismo, que leen libertad donde otros/as, como yo, leen violencia.

Mira, he sentido una profunda perplejidad cuando he llegado a hacer de la prostitución mi causa política feminista. Si no la más importante, desde luego importantísima.

Jamás pensé que fuese a investigar sobre prostitución y que la prostitución se convirtiese en algo que me tocase tanto el corazón. El corazón y más cosas. El motivo por el que me ha tocado mucho este tema es que creo que la prostitución nos convierte a todas las mujeres en prostituibles.  Cuando hay un grupo masculino hegemónico que es capaz de subordinar a un grupo de mujeres, de explotarlas y de oprimirlas, eso abre el camino para hacerlo con las demás.  

Por decirlo de otra manera, para mí el feminismo siempre fue muy importante, pero cobró nueva vida con mi hija. Ahora estoy investigando cuestiones alrededor de sexualización de lo femenino. Y cómo los procesos de sexualización precarizan la subjetividad de las mujeres. Pienso en la prostitución o en la pornografía y eso me remite a mi hija, quiero otro mundo para ella.

La prostitución, la pornografía, la sexualización de las mujeres, la expropiación de los cuerpos de las mujeres… es un hilo conductor del que siempre digo que me quiero librar, pero del que probablemente ya nunca salga. Porque una cosa te lleva a otra, proporciona nuevas claves. Y porque es la primera vez en la historia que la sexualización en que la pornografía y la prostitución han sido articuladas en un mercado. Esto es algo nuevo. Mi preocupación de siempre por la explotación económica del capitalismo neoliberal la he visto en la prostitución, en la pornografía, en la sexualización en todas sus dimensiones. He visto la intersección de capitalismo y sistema patriarcal. Por eso, la sexualización, la prostitución, la pornografía o los vientres de alquiler son un objeto de estudio preferente para el feminismo.

Rosa reconoce y afronta sus miedos.

Lo que más miedo me ha producido en mi vida ha sido que a mi hija le pasase algo. Pero bueno, en fin, he tenido y tengo muchos miedos. Me da muchísimo miedo la enfermedad y me da muchísimo miedo la muerte. Aunque bien es verdad que una se va acostumbrando a medida que los años van pasando. Y es verdad que la edad, el cuerpo y la cabeza, te van colocando en un lugar a medida que el tiempo transcurre. El cuerpo y la cabeza se van acomodando a ese tiempo y comienzas a comprender. Pero yo soy de las que viven de espaldas a la muerte.

Su mayor logro, lo que le causa más satisfacción, es el contacto con sus antiguas alumnas.

Una de las cosas que más satisfacción me produce es ver cómo me conecto con antiguas alumnas de partes distintas del mundo que son feministas; algunas me dicen que se hicieron feministas por mí.  O sea, esa sensación de que las ideas que tenemos son ideas tan potentes que si tú las compartes pueden GENERAR. Me gusta muchísimo porque es, finalmente, tener la conciencia de que la docencia “GENERA”, de que tienes un margen de influencia, por decirlo así, para crear conciencia crítica. Que las ideas que están en el fondo de lo que tú estás haciendo tienen un lugar en el que caer. Me produce muchísima satisfacción. 

Me gusta mucho poder comunicar las ideas feministas y me gusta muchísimo también la posibilidad de despertar alguna conciencia feminista.   Porque a mí me parece que esta lucha es de todas, y que cuantas más seamos, será mejor.

Su mayor logro es haber tenido una vida que se parece a la que quería. Estudiar y aprender son palabras que Rosa repite mucho. Cree que nunca se deja de aprender y se abre a ello. Le gusta confrontar ideas y dialogar con quien no piensa igual. Esto no es frecuente, tal vez ahora menos que nunca.

Reflexiva, fuerte, persistente, Rosa piensa cada frase que esgrime, dialogando con sus propias palabras y contrastándolas con las ajenas. Su voz suave transmite ideas ásperas para el sistema actual. Resiste entre mundos en el que los dogmatismos y etiquetas dominan. Rosa es una RESISTENTE al blanco y negro.

*Entrevista realizada en videoconferencia Tegucigalpa-Madrid el 7 de diciembre de 2022. Este artículo puede ser reproducido total o parcialmente citando a la autora.


[1] El boom latinoamericano es un fenómeno literario que surgió entre la década de los 60 y70 y que consistió en la renovación de la renovación literaria en el continente, así como la difusión por todo el mundo de la narrativa latinoamericana. Gabriel García Márquez, José Luis Borges, Julio Cortázar, Juan Ruffo, Juan Carlos Onetti fueron, entre otros, autores de este boom.

[2] Simone de Beauvoir ( Paris, 9 de enero de 1908-14 de abril de 1986) fue una filósofa, profesora, escritora y activista feminista francesa, referente para el pensamiento y teoría feminista. https://www.buscabiografias.com/biografia/verDetalle/860/Simone%20de%20Beauvoir

[3] Curso de Orientación Universitaria (COU) pertenecía al sistema educativo diseñado en Ley General de Educación de 1970, sustituyendo al Curso Preuniversitario (PREU) de la Ley de Enseñanza Media de 1953, y constaba de un solo curso, no obligatorio.

[4]Juan Blanco (1928 – 2002) fue un filósofo sevillano con una extensa labor como educador y comentarista de los textos clásicos de filosofía. https://www.diagonalperiodico.net/culturas/19480-bien-podemos-alcanzar.html; https://gredos.usal.es/handle/10366/112949;

[5] El Partido Comunista de España (https://pce.es/sobre-nosotros/) nació en 1921. Con la implantación de la dictadura de Primo de Rivera  (1923-1930) pasó a la clandestinidad; a la caída de la misma tuvo una limitada presencia pública. Tras su V congreso en 1932, durante la II República, aumenta su militancia. Durante la guerra civil lucharon contra el fascismo y a favor de la República. Durante la dictadura franquista (1939-1975) el partido es ilegalizado y sus líderes perseguidos/as y exiliados/as. En 1977, durante la denominada “Transición Política española”, el PCE es legalizado.

[6] La Liga Comunista Revolucionaria (LCR) fue un partido político comunista español que desarrolló su actividad desde 1971 hasta 1991, bajo una línea trotskista. https://archivodelatransicion.es/archivo-organizaciones/organizaciones-iv-internacional ; https://vientosur.info/wp-content/uploads/spip/pdf/lcr-c.pdf

[7] Jean- Jacques Rousseau (Ginebra 1712-Ermeonville 1778), es uno de los principales referentes de las ciencias sociales. https://dialnet.unirioja.es/servlet/tesis?codigo=269900

[8]https://www.cis.es/cis/opencms/ES/index.html

[9] Celia Amorós (Valencia, 1944) es una de las más reconocidas teóricas del feminismo español. Filosofa, escritora y ensayista, Celia Amorós es una figura central del feminismo ilustrado y ha sido esencial en la formación de muchas feministas españolas. Fundó el curso Historia de la teoría feminista (del Instituto de Investigaciones Feministas de la Universidad Complutense de Madrid) que dirigió hasta 2005.

[10]https://www.ucm.es/investigacionesfeministas/mujeres-ciencia-y-practica-politica

[11]https://dialnet.unirioja.es/servlet/tesis?codigo=234075, https://es.wikipedia.org/wiki/Seminario_Feminismo_e_Ilustraci%C3%B3n

[12] Alicia Puleo (Buenos Aires, Argentina 1952). Catedrática, filósofa feminista española con un gran número de ensayos feministas y ecofeministas publicados en Europa, Estados Unidos y América Latina. https://aliciapuleo.net/

[13] Luisa Posada (Madrid, junio 1967). Escritora, filósofa, teórica feminista española, que imparte clases en la Universidad Complutense de Madrid. https://www.ucm.es/investigacionesfeministas/luisa-posada

[14] Ana De Miguel (Santander, 1961) es una filósofa y feminista española, profesora en la Universidad Rey Juan Carlos y directora del curso de Historia de las Teorías Feministas del Instituto de Investigaciones feministas de la Universidad Complutense de Madrid. https://es.wikipedia.org/wiki/Ana_de_Miguel

[15] Soledad Murillo de la Vega (Madrid, 1956). Doctora en Sociología, profesora de la Universidad de Salamanca, feminista y política española. Ha sido secretaria de igualdad y concejala en por el PSOE, formó parte del comité CEDAW.

[16]https://www.fundacion.udc.es/curso.asp?id=1362 ;

[17] Mary Wollstonecraft (Londres, 1797). Escritora, profesora y traductora autodidacta feminista. Su obra más famosa es Vindicación de los derechos de la mujer (1792), en la que defiende los ideales de la Ilustración en contra del conservadurismo, argumentando que las mujeres no son inferiores a los hombres por naturaleza. https://encyclopaedia.herdereditorial.com/wiki/Autor:Wollstonecraft,_Mary

[18] François Poullain de La Barre (Paris, 1647- Ginebra, 1725). Escritor, clérigo, filósofo feminista y cartesiano, cuya obra planteaba que el trato desigual hacia las mujeres no tiene un fundamento “natural”, sino que es un prejuicio cultural. https://es.wikipedia.org/wiki/Fran%C3%A7ois_Poullain_de_La_Barre

[19] Simone de Beauvoir (París, 1908-1986). Filósofa, profesora, escritora y activista,  feminista y existencialista. Fue una figura central de la Tercera Ola del Feminismo, siendo su obre más conocida El segundo sexo. https://historia.nationalgeographic.com.es/a/simone-beauvoir-filosofa-existencialista-y-feminista_16094

[20] Kate Millet (Saint Paul, 1934-París, 2017). Graduada con honores en lengua inglesa,  fue una escritora, profesora, artista y activista feminista radical estadounidense (de la segunda o tercera ola del feminismo, según diferente criterio de algunas teóricas). Su obra más conocida, con la que se doctoró, es Política sexual.

[21]https://www.lasexta.com/programas/sexta-columna/noticias/asi-se-fraguo-la-desconocida-operacion-galaxia-la-intentona-golpista-de-tejero-e-ynestrillas-contra-moncloa-video_201811165beec9f60cf2c5d6155bcb11.html

[22]https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5206534#:~:text=Las%20propuestas%20de%20Rousseau%20sobre,para%20varones%20y%20para%20mujeres.

[23] Javier Muguerza (1936-2019). Filósofo, profesor universitario y catedrático de la Universidad Nacional de Educación a Distancia. La razón sin esperanza (1977) fue la obra que situó como un referente de la filosofía española.

[24] María Xosé Agra (1956). Doctora en filosofía, profesora en la Universidad de Santiago de Compostela, es especialista en filosofía política y teoría crítica feminista.

[25] Amelia Valcárcel y Bernaldo de Quirós (Madrid 1960). Filósofa y profesara universitaria, miembra del Consejo de Estado desde 2006. https://ameliavalcarcel.com/

[26] AECI cambió de nombre a Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID)

[27] Marcela Lagarde (Ciudad de México, 1948). Una de las principales representantes del feminismo latinoamericano, creadora de la categoría antropológica y jurídica “feminicidio”. Antropóloga especializada en etnología, ha ejercido como política, académica, profesora, con un gran número de publicaciones e investigaciones.

[28] Alda Facio Montejo (26 de enero de 1948, Costa Rica) es una jurista, escritora y feminista costarricense reconocida internacionalmente por su trabajo en derechos humanos, estudios de género y derecho internacional. Nació en 1948 en Costa Rica y ha sido una de las principales referentes en la lucha por los derechos de las mujeres en América Latina.

[29] Magui Bellotti (1948 en Córdoba, Argentina) es una abogada y feminista. Cofundó la Asociación de Trabajo y Estudio de la Mujer (ATEM) “25 de Noviembre”, una de las primeras agrupaciones feministas de la transición democrática en Argentina. Se ha posicionado firmemente contra la explotación sexual y abogando por la abolición de la prostitución.

[30] Marta Fontenla es una abogada y feminista argentina, reconocida por su activa participación en la defensa de los derechos de las mujeres y su lucha contra la violencia de género. Cofundó la Asociación de Trabajo y Estudio de la Mujer (ATEM).

[31] Lohana Berkins (1965-2016) fue una activista travesti, feminista y defensora de los derechos de la comunidad trans en Argentina. Fundó la Asociación de Lucha por la Identidad Travesti y Transexual (ALITT) que presidió hasta su fallecimiento y sería también cofundadora de la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (AMMAR). Fue impulsora de la Ley N.º 3062 de respeto a la identidad adoptada por travestis y transexuales y aprobada por la Legislatura porteña en 2009 de la Ley de identidad de género (aprobada por el Congreso argentino en 2012). Se desempeñó como asesora del legislador, estuvo al frente de la Oficina de Identidad de Género y Orientación Sexual y fue candidata a diputada.

[32] Margarita Pisano Fischer (Chile, Punta Arenas, 1932Santiago2015) ​ fue a arquitecta, escritora, teórica lesbiana y feminista chilena perteneciente al Movimiento Rebelde del Afuera y crítica con la cultura contemporánea.  Fundo la Casa de la Mujer La Morada, Radio Tierra y Movimiento Feminista Autónomo. https://www.mpisano.cl/

[33] Rita Segato (Buenos Aires, 1951). Antropóloga y activista feminista, cuya investigación e ha orientado a cuestiones de género en comunidades latinoamericanas y pueblos originarios, así como en las relaciones entre género, racismo y colonialidad.

[34] Negociaciones de paz que se dan entre 2012 y 2016 entre el Estado de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia- Ejército del Pueblo (FARC-EP) para poner fin al conflicto armado interno.

[35] https://www.prensalibre.com/guatemala/justicia/cristina-siekavizza-cronica-de-un-caso-de-violencia-domestica-con-10-anos-de-incertidumbre-breaking/

[36]https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-2022-14630


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